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Vía Verde Litoral: La Redondela-Lepe


--Camino Natural Vía Verde del Litoral: Esta ruta paralela a la costa que une Huelva con Ayamonte, aprovecha la antigua línea de ferrocarril trazada para el transporte de pescado desde Isla Cristina y Lepe hacia Madrid, y de minerales desde El Andévalo hacia la costa.



Este tren pescadero llegó a tener una importancia estratégica para el abastecimiento alimenticio de Castilla, en los difíciles años de la posguerra.

La Vía Verde Litoral tiene su origen en Gibraleón y el destino final en Ayamonte; con un recorrido de 49,7 Kilómetros, pasando por Cartaya, Lepe, La Redondela y Pozo del Camino. La línea de ferrocarril fue construida por el Estado entrando en servicio para mercancías el día 14 de agosto de 1936 y el servicio de viajeros empezó el 1 de agosto de 1940. El servicio de viajeros fue atendidos con coches de madera y trenes con locomotoras de vapor, hasta que fueron sustituidos por los ferrobuses hacia 1965.



A lo largo de los años los habitantes de la zona fueron comprobando como el tren aumentaba sus tiempos de viaje y tenía horarios poco flexibles, mientras que la carretera empezaba a poblarse de unos autobuses que les paraban en cualquier lugar del pueblo; la suerte del tren estaba echada, el cierre definitivo de las instalaciones desde la Mezquita hasta Ayamonte se produjo el 27 de septiembre de 1987. El tipo de camino es el antiguo trazado ferroviario con firme de tierra compacta, excepto en algunos tramos, sobre todo un par de kilómetros antes de llegar a Lepe desde la Redondela, donde el camino está casi impracticable.


La Vía Verde tiene serios problemas de mantenimiento. Existen discontinuidades del trazado, tránsito de numerosos vehículos a motor, y puente con rotura en la plataforma, lo que hace peligroso el paso por el mismo.


La salida de este Camino Natural se realiza desde la estación de Gibraleón, apeadero que ya no se utiliza aunque todavía hoy transita el tren Huelva-Zafra. A este punto se puede acceder por la carretera N-431, desde el cruce por la Cañada de San Pureta. El inicio de la ruta está perfectamente señalizado y se realiza por la calle de la Estación hasta cruzar un puente sobre el río Odiel, desde donde se divisa una excepcional panorámica del pueblo y del cauce del río. El Odiel fue navegable en el pasado hasta este punto, y desde aquí salían barcos con mercancías de la zona, principalmente naranjas, aceite y almendras hacia el puerto de Cádiz. De hecho, tras un pequeño eucaliptal a la salida del puente, junto a algunas pequeñas fincas familiares, todavía hay extensas plantaciones de naranjos, almendros y fresas que quedan a ambos lados del Camino Natural.



Durante muchos kilómetros no existen muchos cambios en el paisaje, excepto una pequeña zona de matorral mediterráneo cerca del apeadero de La Mezquita, donde pueden observarse dos vías, pues era en este punto donde el tren Huelva-Ayamonte conectaba con el tren procedente de El Andévalo, produciéndose un intercambio de mercancías: por una parte, frutas y pescado de todo el litoral onubense, y por otra, minerales procedentes del Andévalo.




Más adelante se encuentra un desvío que conduce a un paso subterráneo bajo la autopista del Quinto Centenario, para llegar hasta la estación de Aljaraque.

Tras pasar bajo la N-431, la ruta se acerca al municipio de Cartaya y continúa en línea recta hasta la antigua estación, hoy transformada en gasolinera. Más adelante, el Camino, ahora asfaltado, se adentra en el Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido.



A medida que se avanza, los naranjos y olivos que dominaban el paisaje, son sustituidos por alcornoques (Quercus suber), matorrales de lentisco (Pistacia lentiscus), mirto (Myrtus communis) y jara (Cistus sp.), donde se pueden observar petirrojos (Erithacus rubecula), herrerillos (Parus caeruleus), carboneros (Parus major) y gorriones (Passer sp.).




Continuando la ruta se llega al Puente de la Tavirona, que permite cruzar el río Piedras y que ofrece una de las panorámicas más bonitas del camino. Pinares y alcornocales acompañan al excursionista hasta que el camino se adentra en el municipio de Lepe.




En este corto tramo, el firme se vuelve arenoso y dificulta el tránsito con bicicleta. Los edificios de la antigua estación de esta localidad han sido reformados y a su alrededor se ha construido un parque. Lepe es uno de los municipios más ricos y con una de las economías más estables de la provincia de Huelva, no sólo por sus playas, que están un poco alejadas de la localidad, sino también por su patrimonio histórico–artístico.




Merece la pena hacer una parada y probar su vino, ya mencionado en los Cuentos de Canterbury, en alguno de los “zampuzos” que existen en sus calles. Estas típicas tascas tradicionales, mitad bodega, es donde los dueños elaboran vino en barricas propias tras la vendimia de septiembre. Para seguir por el Camino Natural del Litoral, en Lepe se continuará recto por la calle del Tren, y a continuación, por la del Castaño.
Al final de esta última, comienza de nuevo la ruta y se abandona este municipio, continuando paralelo a la carretera N-431, durante un kilómetro aproximadamente, donde una bifurcación conduce al viajero por debajo de la carretera N-445. A partir de aquí el firme se vuelve arenoso y el tránsito sólo es posible a pie durante cerca de 4 km. Hay una zona, entre el cash Lepe y una construcción que parece una depuradora a la altura del Pozo Agrio que el camino se convierte en un cañizal-zarzal encharcado. La ruta vuelve a transcurrir entre cultivos, principalmente de naranjas y fresones hasta llegar al apeadero de La Redondela, actualmente transformado en un centro deportivo. En este tramo conté cerca de diez conejos que se me cruzaron en el camino.

Algo más adelante se encuentra la laguna del Prado, donde pude observar, entre otras aves, una pareja de flamencos.



La laguna es en realidad es un sector de la marisma cercana que ha quedado aislado por la desecación de una zona intermedia, ahora ocupada por cultivos.

Seguidamente se cruza una carretera que lleva a Huerta Noble (a unos 300 m del camino).



Este complejo agro–industrial del siglo XVIII tiene especial interés por encontrarse en él un columbario declarado Bien de Interés Etnográfico.



El palomar, el de mayor dimensión de toda Europa occidental, alberga espacio para unos 36.000 nidos de palomas. El complejo y el palomar están en semiruina. Se accede por una carretera privada, aunque me dieron permiso para pasar. El palomar puede pasarte inadvertido en el contexto del complejo, está en una esquina, pero me pareció sobrecogedor.


A partir de este punto se produce un cambio sustancial en el paisaje que, hasta su final en Ayamonte, transcurre entre marismas que forman parte del Paraje Natural Marismas de Isla Cristina. Poco después, cruza la carretera A-5150 que une Pozo del Camino con Isla Cristina. Al continuar, se encuentra el centro de interpretación El hombre y la marisma, instalado en un molino mareal rehabilitado y que puede resultar de gran interés al visitante, ya que muestra las distintas formas de aprovechamiento de este ecosistema. Probablemente el viajero, siempre atento, podrá observar algún paisano realizando cualquiera de estas formas tradicionales de aprovechamiento, bien sea el marisqueo, o trabajando en las salinas. Hasta que se alcance el punto final del Camino Natural en Ayamonte, el paisaje y la calma invitarán a la observación de aves: cigüeñas (Ciconia sp.), cigüeñuelas (Himantopus himantopus), espátulas (Platalea leucorodia), garcetas (Egretta sp.), avocetas (Recurvirostra avosetta), agujas (Limosa sp.) y chorlitejos (Charadrius sp.), entre otras muchas especies.

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Huelva posee una riqueza natural como pocos lugares en nuestro país: aporta más del 16% de espacios protegidos de Andalucía, con 455.334 hectáreas, el 44,8 por ciento de la provincia
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